Tuesday, July 18, 2006


EL REGRESO DE LA MOMIA (Stephen Sommers, 2001)

De tener el día catastrofista, uno estaría tentado de afirmar que el cine comercial norteamericano ha dejado, definitivamente, de ser cine para convertirse en una indisimulada mezcla de videojuego y simulacro de discoteca. El último ejemplo que he padecido, "El regreso de la momia", lo ejemplifica a la perfección.

¿Qué decir de una película –perdón por llamarla así- en la que los personajes no existen como tales, siendo poco menos que figuras que corretean sin interesarnos, lo más mínimo, las peripecias en las que se ven envueltos?. ¿Cómo interesarnos por unas situaciones inverosímiles, desapegadas, mecánicas, las cuales obedecen al capricho del circense "más difícil todavía" y no a la lógica de la narración?. Pero, sinceramente, ¿hay lógica en "El regreso de la momia"?. A todo eso (personajes que no son tales sino puros monigotes; guión-pretexto para el lucimiento del software desarrollado) hay que añadir una de las características más nauseabundas del cine que nos viene allende el Atlántico: unos diálogos sonrojantes que pretenden ser chistosos y no pasan de apopléjicos. Si Hollywood tuviera un mínimo de sentido debería volver al mudo (y, en efecto, lo tiene: no vuelve porque el mudo no vende).


Por fortuna, me he levantado con el ánimo suficiente como para convertir la irritación en frialdad y, fríamente, si a "El regreso de la momia", como a tantos otros artefactos de la misma ralea, no se les puede reprochar algo es la falta de sinceridad: si sus responsables las han planteado así (y en el caso que nos ocupa muy conscientemente, pues ha sido escrita y dirigida por Stephen Sommers: ¿será "El regreso de la momia" una película de autor?), ¿no será que, realmente, en términos hitchcockianos, estamos ante películas McGuffins hechas con el único objetivo de convertirse en brillantes inversiones financieras?. Sólo en Estados Unidos "El regreso de la momia" ha recaudado, en cuatro días, 20.000 millones: no duden que tendremos "Momia 3".

Son conocidas las reglas del juego, en efecto; las reglas que llevan a la futura "Momia 3" del mismo modo que han posibilitado la existencia de esta "Momia 2". Aún así acabamos por verlas, fundamentalmente por dos motivos. El primero es el del desprejuicio: una película no es mala por ser comercial –esto lo saben hasta los catorceañeros- por más que muchas, demasiadas películas comerciales, pretendan hacernos creer lo contrario (entre ellas "El regreso de la momia"). Segundo: para criticar hay que ver. Y entre las críticas inevitables que pueden hacérsele a "El regreso de la momia", probablemente la principal sea la de su propia arrogancia de medios.

¿De qué sirven esos medios si están puestos al servicio de la nada?. ¿No les parece que llevamos muchos años hablando bien de la Light and Magic cuando debiéramos estar hablando bien de las películas a las que sirve?. El paradigma impuesto por Lucas y Spielberg hace ya más de dos décadas, se ha revelado de lo más pernicioso (hasta el punto de acabar con ellos mismos: compárese, si no, "La guerra de las galaxias" con "La amenaza fantasma", o "En busca del arca perdida" con los dos "Jurassic Park"). Respecto a este tema todo es tan de perogrullo que no merece la pena insistir. Pero, ya que he citado a Spielberg, no está de más señalar las abundantes citas que se le hacen en "El regreso de la momia": desde un asedio que parece extraído del ataque de los velocirraptores de "El mundo perdido" al plano, literal, de "E.T. el extraterrestre" en el que se sustituye la famosa imagen del niño cruzando la luna en bici por un dirigible en idéntica composición. Incluso el prólogo, al igual que sucedía con la anterior "La momia", recuerda, y no poco, a los que abrían las aventuras de la saga Indiana Jones. Si menciono estos guiños es por cuanto muestran la interesante evolución del cine norteamericano: si ya las aventuras de Indiana Jones se habían construido sobre arquetipos del cine clásico, ¡qué pensar de estas momias, montadas a la sombra del famoso arqueólogo!. ¿Conocerán el término "originalidad" los ejecutantes del actual cine?.



Decía al principio que "El regreso de la momia" no tenía nada de cine y sí, mucho, de videojuego: como en éstos, no hay personajes porque no hay psicología (y, al negarla, desaparece todo interés humano porque se impiden los lazos identificativos); al igual que los videojuegos, se confunde el ritmo narrativo con un continuo dinamismo basado en la acción física y en el cambio de escenarios; no existe el peligro real, solamente la continua sorpresa producida por todo tipo de efectos visuales; incluso la música de Alan Silvestri, atronadora e incesante, parece salida de uno. Y yo, que nunca he sentido el más mínimo interés por los mismos, he de reconocer que "El regreso de la momia" posee, además, el handicap de que la partida no la juega el espectador, sino los responsables, acabando por producir aburrimiento. Curiosamente, hoy se considera espectáculo a esto. Y se adereza con una banda de sonido chillona y efectista, contraindicada para aquellos espectadores que, como es mi caso, sufren de migraña, transformando poco a poco las salas de cine en algo así como prolegómenos de las salas de baile.

2 Comments:

Blogger Chichi said...

vamos y ahora me dirás que no te ha gustado!....bueno pero la primera sí, ¿no?

11:25 PM  
Blogger jvelasco said...

La segunda también, pero tengo que simular que no!!!. Recuerda que mi blog es culto y delicado.

5:03 PM  

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