Friday, October 27, 2006


CARTELISMO (2001/2006)

Monday, October 16, 2006


DOS PERFILES

Lo comenté en la edición del DVD de "Sacrificio": generalmente no hago mucho caso de los extras que acompañan a las películas; sobre todo, cuando se trata de films ultracomerciales, donde esos extras no son más que nuevas (¿nuevas?) formas de promoción. Pero hete aquí que los DVD’s editados por empresas como Cameo o Avalon, suelen incluir interesantes documentos acompañando al film. Valgan dos ejemplos (del catálogo de Avalon): "El dinero" de Robert Bresson y "Fraude" de Orson Welles. A falta de ver el film de Welles (no así el de Bresson, absolutamente memorable), "Fraude" incluye un interesante documental de título "Orson Welles desconocido" centrado en los últimos 20 años de la carrera del cineasta, en los que la lista de films inacabados supera, con holgura, a la de los terminados. El documental (codirigido por Oja Kodar) incluye secuencias de "The other side of the wind", "Deep", "The dreamers" (nada que ver con el film, de igual título, que rodaría Bertolucci) o "Merchant of Venice". También pueden verse lecturas de "Moby Dick" (Welles frente a un fondo neutro y un mínimo juego de luz iluminando su rostro, como si del reflejo del agua se tratara). Sin embargo, lo que más me ha impresionado es poder ver a Welles protagonizando un sinfín de spots publicitarios o gags para televisión. Los maledicientes (expertos en la nada y el vacío) ven en esa dedicación de Welles la afirmación final de su fracaso: pero yo, viéndole junto a los teleñecos, oyéndole anunciar las virtudes de un whisky, un pastel o una comida para perros, no hago sino maravillarme de emoción: en ellos puede verse el amor de Welles por el cine (pues, merced a ellos, podía financiar sus films). Admiré a Welles por "El cuarto mandamiento", por "Campanadas a medianoche", por "Ciudadano Kane"... Pero era una admiración en gran parte intelectual: verle junto a las criaturas de Jim Henson o frente a un entregado auditorio de estudiantes consigue, además, emocionarme.

El caso de Bresson es distinto: tenía curiosidad por descubrir su rostro, escuchar su voz. Hermético y reservado, Bresson huyó constantemente de la fama (que no de la importancia). Conocía sus "Notas sobre el cinematógrafo", además, lógicamente, de algunos de sus mejores films ("Pickpocket", "Lancelot du Lac", "Cuatro noches de un soñador"). En la edición de "El dinero" se incluye una de las raras entrevistas que concedió Robert Bresson (a propósito de la presentación del film en Cannes’83). Al igual que los spots y gags de Welles, también llegaron a emocionarme las palabras de Bresson, preñadas de tanta inteligencia como sensibilidad.

Tuesday, October 10, 2006


"LUIS BUÑUEL" (John Baxter, 1994)

Decepcionante recorrido por la vida de Buñuel, teniendo en cuenta que Baxter firmó, con anterioridad, una espléndida biografía de Fellini. No es que sepa a poco: es que sabe a ya leído; por momentos, parece un compendio de anteriores capítulos de la bibliografía de Buñuel (especialmente de "Mi último suspiro" y de las "Conversaciones" con Turrent y De la Colina).

Monday, October 09, 2006


"MULLHOLLAND DRIVE" (David Lynch, 2001)

Hay un momento de "Mullholland Drive" especialmente memorable, que todavía me hace pensar cuando me detengo en ese film: hacia el final, cuando Betty se ha convertido en Diane y Rita responde por el nombre de Carmilla, Lynch filma una secuencia que bien podría pertenecer a un film de la Hammer: en la noche, Rita aparece de detrás de unos arbustos llevando consigo una capa negra y carmesí, y hace que Diane la siga fascinada. Incluso el nombre de Carmilla llama la atención (siendo tan semejante al del más popular personaje de Sheridan Le Fanu). "Mullholland Drive" es muchas cosas y me pregunto si, entre ellas, un estará la de ser un asombroso film de vampiros.
"EL AMIGO DE MI AMIGA" (Eric Rohmer, 1987)

El cine de Rohmer no me interesa especialmente, pero Barcelona invita a que, año tras año, pueda ir descubriendo sus títulos más conocidos (especialmente, los pertenecientes a los ciclos "Cuentos morales" y "Comedias y proverbios"). No hace mucho, volví a ver "Las noches de la luna llena" (de la que no guardaba un maldito recuerdo, como tampoco los mantengo de "Pauline en la playa" y "El rayo verde", las otras comedias y proverbios que vi hace años, en plena adolescencia: la memoria, mi memoria, ¡es tan volátil!). Y recientemente he visto "El amigo de mi amiga", con el mismo curioso efecto que suelen producirme los films de Rohmer: son películas que disfruto mientras veo (interesándome especialmente la forma en que Rohmer capta la luz, arquitecturas y paisajes), pero que, una vez vistas, no quisiera revisar (con la excepción de "La marquesa de O" y "La inglesa y el duque", dos títulos que, curiosamente, no forman parte de ciclo rohmeriano alguno). Como en el resto de su filmografía, Rohmer pone en escena su particular laboratorio regido por la combinatoria, el verbo y el azar. En el último número de la revista "Dirigido", el excelente José María Latorre calificaba a los personajes de Rohmer y las conversaciones que mantenían de "insustanciales". Discrepo cordialmente de esa apreciación, en el sentido de que la realidad humana muy bien pudiera ser calificada de insustancial: el vacío puesto en imágenes por el cineasta francés no es un mero capricho de autor. Aunque, como en el grueso de sus compañeros de la Nouvelle Vague, Rohmer pudiera ser acusado de severo formalista (¿y por qué no podría serlo?), "El amigo de mi amiga" destaca de entre los films de Rohmer que conozco por una secuencia atravesada por una auténtica, sentimental, emoción, definitiva señal de que los personajes de este film están hechos de luz, sí, pero también de alma.

Sunday, October 08, 2006

BOCHORNO

Carlos Boyero, Oti Rodríguez Marchante y Enric González: tres de los comentaristas de cine más leídos de España y, en consecuencia, con más posibilidades de resultar influyentes,
no vieron la película ganadora del último Festival de Venecia, no quisieron verla,
porque no era digna, según ellos, de ser llamada película.
¿Y de qué son dignos ellos, sino de ser llamados ciegos, ciegos,
ignorantes y mediocres?.
Ellos necesitan un relato, pero nosotros no les necesitamos a ellos.
No: el cine no les necesita.

Cuentan que en una ocasión un imbécil le dijo a Pablo Picasso que no entendía uno de sus cuadros, a lo que Picasso le contestó: "¡Naturalmente!". Por lo menos, el imbécil tuvo la deferencia de decir que él no llegaba a entender el cuadro: Boyero, Marchante y González dirían que es el cuadro el que no se entiende.

Thursday, October 05, 2006


EL PESO DE LA TRADICIÓN

¿Es necesario, para avanzar, conocer lo precedente?. No tiene por qué: uno puede dedicarse al cine sin conocer la historia del cine, sus grandes títulos, sus más significativos creadores, sus… Incluso destacando e innovando. Pero me parece un reflejo: dudo mucho que alguien que viva y sienta con pasión un medio de expresión no conozca algo de él y precedente. El reflejo consiste en que el aguijón de la pasión puede llevarlo títulos menos grandes, directores menos distinguidos, X, Y, Z que, por N motivos, el afectado los tiene por significativos o iniciadores. ¿Hay algún cineasta que amando el cine no haya visto cine antes o después de dedicarse a él?. Pasión expresiva y aprendizaje personal (incluyo en éste lo que se asimila de los demás) no son agua y aceite. Como ejemplo no hace falta citar a la nueva ola: se considera que Welles, en "Ciudadano Kane", reinventó el cine al no saber nada de él. Se le atribuyen tres logros capitales: la profundidad de campo, la utilización dramática de los decorados y la inclinación del ángulo de los encuadres con fines dramáticos. Pero los hechos lo desmienten. Welles sería, antes de enfrascarse en él, ajeno al cine pero no un alienado: preparando su película visionó "La diligencia" hasta 40 veces. Asimismo, esos logros se pueden rastrear en películas que Welles probablemente conoció: el Stroheim de "Avaricia", el Ford de "Juez Priest", el Griffith de "Intolerancia", el Disney de "Blancanieves", el Walsh de "Los violentos años veinte"… Welles no fue inventor –quizás tampoco lo pretendía- pero sí un insólito sintetizador. Su inexperiencia, su probable desconocimiento –en el ámbito creativo- del medio así como sus posteriores declaraciones de que no veía cine por no verse afectado por el sentido visual de otros directores, pudiera ser una prueba –y seguramente existirán ejemplos más contundentes- de que, efectivamente, se puede decir algo nuevo o distinto sin conocer, o conociendo poco, lo anterior o lo contemporáneo. Una vez más: a la hora de crear no existe una única forma. Pero, eso sí, es imprescindible en cualquier caso tener algo que decir y tener los medios para decirlo.